Los fondos que apuestan por empresas más responsables crecen, pero no ofrecen mayores rentabilidades
Larry Fink, el presidente de la mayor gestora de fondos del planeta, Blackrock, pedía hace un año, en la misiva que dirige cada Navidad a las mayores corporaciones del mundo, que, aparte de maximizar los beneficios, contribuyesen al bien común. Tan loable intención puede parecer irónica viniendo de un paladín del libre mercado, pero lo cierto es que las inversiones socialmente responsables (ISR), que tienen en cuenta criterios relacionados con factores medioambientales, sociales y de gobierno corporativo (ASG), ganan terreno entre las preferencias de los ahorradores.