La historia de uso excesivo de la fuerza, similar a lo ocurrida con George Floyd en Estados Unidos, se repite
La brutalidad policiaca no es propia de un país, sino que es un fenómeno constante, como el ocurrido la semana pasada en Estados Unidos, con la muerte de George Floyd a manos del agente Derek Chauvin, quien presionando su rodilla en el cuello le asfixió hasta que murió.
El mismo hecho se ha repetido, pero ahora en Tijuana, México, cuando oficial de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) del municipio fronterizo, Oliver “N”, durante un arresto pisó con su bota de trabajo la cabeza de un detenido hasta que este perdió la vida.
El hecho se registró en una gasolinera de la colonia Manuel Paredes, donde la víctima arrojaba piedras, por lo que fue detenido y esposado.
Ante la mirada de testigos y otros uniformados, el agente Oliver por espacio de minuto y medio aplastó la cabeza del hombre, hasta que quisieron levantarlo, pero su cuerpo ya estaba sin vida.
Inmediatamente, le quitaron las esposas y uno de los agentes le da reanimación cardiopulmonar (RCP), pero ya no había nada qué hacer.
El hecho fue consignado en un video que rápidamente se viralizó en redes sociales, en el que se aprecia el momento y a quien lo grabo diciendo, que ya lo había matado, pues el rostro del detenido estaba morado.
Familiares del occiso señalaron que su consanguíneo no se había resistido al arresto; sin embargo, la corporación indicó en su informe que al momento del arresto, el hombre empezó a convulsionar y establecieron su deceso por sobredosis.
Se indicó que el agente ya fue retirado del cargo; sin embargo, también se presentaron denuncias por uso excesivo de la fuerza.