En el estadio que lleva su nombre, el cual cumple 50 años de su inauguración este año, se recordó al más grande bateador mexicano de todos los tiempos: Héctor Espino, en el marco del “Día del 21 Anaranjado”.
Al homenaje, que realizaron este jueves de manera conjunta los Naranjeros de Hermosillo y la Comisión del Deporte del Estado de Sonora (Codeson), acudieron peloteros actuales, exjugadores, coaches, directivos, autoridades deportivas, y representantes de medios de comunicación.
En el home plate del estadio, que fuera la casa de los Naranjeros de Hermosillo por 40 años, y hoy remodelado para albergar el BTED (Bachillerato Tecnológico de Educación y Promoción Deportiva), lució una fotografía de Héctor Espino, escoltada por jugadores y cuerpo técnico, quienes hicieron una guardia de honor por las rayas de primera y tercera base.
El otrora lanzador estelar de los Naranjeros de Hermosillo y hoy coach de la organización, Maximino León, pitcher ganador del primer juego (5 de octubre de 1972) que se celebró en el estadio, bautizado cuatro años más tarde con el nombre de Héctor Espino, dio unas emotivas palabras en memoria del “Supermán de Chihuahua”.
El titular de la Codeson, Erubiel Durazo, quien inició su carrera como pelotero profesional con los Naranjeros, también estuvo presente, al lado del director general del Club de Hermosillo, Pablo de la Peña. Ambos, en su respectivo turno, hablaron sobre el legado y el aporte que dejó Héctor Espino.
El festejo también habrá de realizarse este jueves en el Estadio Sonora –en donde los Naranjeros de Hermosillo enfrentarán a Águilas de Mexicali- en el marco del “Día de Héctor Espino”, que se celebra, desde hace varios años, cada 21 de octubre, para honrar al mejor bateador mexicano de la historia.
Espino González jugó 24 campañas en la LMP (1960-61 a la de 1984-85) todas con el equipo de sus amores, los Naranjeros de Hermosillo, con el que logró números impresionantes en todos los departamentos de bateo, estableciendo récords -de por vida y en una temporada- que aún prevalecen inquebrantables.
Por sus hazañas ofensivas con los Naranjeros, desde el 25 de enero de 1976, el estadio de beisbol, llamado coloquialmente “Coloso del Choyal”, fue nombrado oficialmente como “Héctor Espino” rindiendo tributo a sus proezas con el bat que tanto disfrutaron y ovacionaron los aficionados al “rey de los deportes”.