Los partidos de extrema derecha lograron importantes avances en las elecciones al Parlamento Europeo, provocando un significativo cambio en la composición política del bloque.
Los resultados preliminares revelaron una derrota especialmente humillante para el presidente francés Emmanuel Macron, quien se vio obligado a convocar elecciones legislativas anticipadas.
En Italia, la primera ministra Giorgia Meloni duplicó los escaños de su partido en la asamblea europea.
A pesar de estar envuelto en escándalos, el partido Alternativa para Alemania también logró un ascenso notable, superando a los socialdemócratas del canciller alemán Olaf Scholz.
Demócratas afirman ser “el ancla de la estabilidad”
Ante la amenaza de la extrema derecha, los demócratas cristianos liderados por Ursula von der Leyen se habían desplazado hacia posiciones más conservadoras en temas de migración y clima antes de los comicios, lo que les permitió mantenerse como el grupo más grande en el Parlamento Europeo de 720 escaños.
¿Qué consecuencias tendrían estos resultados?
El ascenso de los partidos nacionalistas y populistas en Europa complicará la aprobación de legislaciones sobre temas cruciales como el cambio climático y la política agrícola en los próximos cinco años.
Entre los grandes triunfadores se encuentra el partido Agrupación Nacional de Marine Le Pen en Francia, que dominó las encuestas, obligando a Macron a disolver el parlamento nacional y convocar nuevas elecciones.
«Estamos listos para cambiar el país, listos para defender los intereses de los franceses, listos para poner fin a la inmigración masiva”, declaró Le Pen.
En Alemania, los votantes no se dejaron disuadir por los escándalos de AfD, que aumentó su apoyo al 16.5%, frente al 11% obtenido en 2019.
En contraste, los partidos de la coalición gobernante alemana apenas superaron el 30% de los votos.
«Después de todas las profecías de fatalidad, después del aluvión de las últimas semanas, somos la segunda fuerza más fuerte”, celebró Alice Weidel, líder de AfD.
Los resultados también mostraron una significativa pérdida para los Verdes, quienes cayeron al sexto lugar en el parlamento europeo. Este retroceso podría impactar las políticas climáticas de la UE, tradicionalmente progresistas. Los principales grupos proeuropeos, los demócratas cristianos y los socialistas, permanecieron dominantes, aunque con un margen reducido.
Finalmente, los líderes de los partidos en el parlamento de la UE se reunirán para negociar posibles alianzas. La capacidad de la extrema derecha para unirse en un bloque sólido será crucial para desafiar a los grupos principales proeuropeos en el futuro. Las elecciones se desarrollaron en un contexto de desafíos económicos y energéticos, y reflejan una creciente incertidumbre política en el bloque de 27 naciones.