El expresidente estadounidense Donald Trump concedió su primera entrevista después del atentado del sábado pasado al diario The New York Post. En esta conversación, Trump expresó que cree estar vivo “de milagro” tras el ataque y que “debería estar muerto” debido a la gravedad del incidente.
El atentado ocurrió durante un mitin en Butler, Pensilvania, donde Trump fue herido por una bala en la oreja derecha y todavía lleva vendajes en la cabeza.
En el ataque, una persona murió y dos resultaron heridas, mientras que el atacante, Thomas Crooks, fue abatido por la policía.
Trump describió la experiencia como “surrealista” y recordó cómo los agentes del Servicio Secreto actuaron rápidamente para protegerlo, comparándolos con “linebackers” (defensores en el fútbol americano).
También compartió detalles personales, como la pérdida de sus zapatos durante el caos del tiroteo y mostró un gran moratón en su antebrazo derecho causado por la fuerza con la que los agentes lo protegieron.
FBI
El FBI confirmó que Thomas Crooks, de 20 años, actuó solo y disparó desde una azotea usando un fusil AR-15. Crooks estaba registrado como votante del Partido Republicano y el arma fue comprada legalmente por su padre. Trump elogió al Servicio Secreto por su “trabajo fantástico” al abatir al atacante con un disparo “justo entre los ojos”.
Durante la entrevista, Trump también mencionó la famosa foto en la que aparece levantando el puño y diciendo “Fight” (lucha) tres veces mientras era evacuado del escenario, calificándola como una de las fotos más icónicas y destacando que no tuvo que morir para lograr una imagen tan impactante.
El expresidente mostró gratitud hacia el personal del hospital y compartió que, a pesar de las circunstancias, su deseo inicial fue continuar hablando a sus seguidores incluso después del ataque.
Esta entrevista refleja no solo la gravedad del atentado sino también la resistencia y determinación de Trump en continuar con su campaña a pesar de los desafíos.